
16 Jul Montessori no es apto para arrepentidos
Posted at 11:23h
en Espiritualidad
O mejor dicho, quien llega a Montessori ya es difícil que vuelva a retornar al lugar en el que se encontraba antes. Montessori te invita a caminar por un camino de ida constante donde volver al pasado se torna prácticamente imposible. ¿Alguna vez has escuchado decir a alguien eso de que «Montessori me cambió la vida» o que «a través de esta filosofía de vida ha cambiado por completo mi forma de mirar y ver al niño»? ¿Lo has escuchado? ¿Sí? Pues quiero que sepas que somos muchos los que nos identificamos con este mensaje.
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Es muy probable que si ya llevas un tiempo caminando por «este camino montessoriano», a día de hoy sientas algo así como tener cierta sensación de estar despertando de un largo sueño, pues una filosofía como Montessori te está invitando constantemente a investigar qué hay verdaderamente detrás de ti como ser humano, así como a indagar en todo ese recorrido del que forma parte una propuesta educativa centrada en el Ser y en sus verdaderas necesidades de desarrollo. Tranquila, esa sensación de «bichito raro social» que por momentos puedes sentir no te pasa a ti únicamente. En realidad, el mundo en el que vivimos está repleto de «bichitos raros» como tú, lo que ocurre es que hasta ahora «hemos estado escondidos» y llegados este momento y con la cabeza bien alta y una buena sonrisa, hemos decido reconocer nuestra ignorancia de no tener no idea de quiénes somos y comenzar a experimentar cuál es nuestra verdadera misión en esta vida.
“La verdadera preparación para la educación es el estudio de uno mismo. El entrenamiento de la maestra que ayudará a la vida es mucho más que el aprender ideas. Incluye el entrenamiento del carácter; es una preparación del espíritu”María Montessori. La Mente Absorbente
Apenas sin darte cuenta, de repente te ves sumergida en un viaje a tu interior del que todavía no eres muy consciente. Es algo así como si algo o alguien despertara la conciencia de tu alma y te pilla en un momento de tu vida en el que decides atender esa llamada. Llevas tanto tiempo sintiendo algo que va más allá de lo que tu día a día te proporciona o has estado tanto tiempo sin sentir tu verdadera esencia, que una vez que surge esta llamada es algo así como si se produjera una conexión de nuevo contigo misma. Una conexión que siempre ha estado, pero que una vida que basamos en un patrón de pensamiento nos ha llevado a crecer creyendo que aquellos pensamientos son los que rigen cada instante de nuestras vidas. Tranquila, repito que no eres la única a la que le pasa.
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Y de repente comienzas a darte cuenta de que nuestras vidas han sido gobernadas durante muchos años por un montón de pensamientos basura que poco o nada tienen que ver con nuestra verdadera esencia. Hablamos de esa esencia que acabas de descubrir y con la que ahora sientes verdadera conexión. Es en ese momento donde, si somos lo verdaderamente fuertes para desechar «tanta basura» de pensamientos, podremos «mirarlos de frente» y observar como poco o nada nos aportan; podremos entonces ver el manantial de gozo y bienestar que comienza a brotar ahora en nuestro interior.
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Pero debemos seguir estando atentos, pues nuestra personalidad, nuestro «yo» seguirá estando ahí, y su función seguirá siendo la que dudemos constantemente de ese sentir placentero que nos conecta con un lugar muy íntimo y profundo de cada uno de nosotros. Por eso, mucho cuidado y mucha vigilancia, pues nuestro «yo» sabe muy bien que si abrimos nuestro corazón su vida quedará amenazada y «no es que nos lo vaya a poner precisamente fácil».
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Así que, amigas y amigos, demos la bienvenida a este nuevo invitado. Un invitado muy especial; alguien a quien sin darnos cuenta hemos estado siempre esperando y que curiosamente ha estado siempre en nuestro interior. En realidad, siempre ha estado con nosotros, aunque nunca hasta ahora hayamos sido conscientes de su presencia. Demos unas gracias muy sentidas a María Montessori y a todo lo que a través de ella estamos descubriendo, pero nunca olvidemos que Montessori ha sido «el detonador» que ha hecho despertar en nosotros algo que yacía dormido en la esencia de nuestra semilla.
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Sintámoslo y disfrutemos de su presencia, pues su presencia es el sentido de nuestra vida.
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Foto: Karem Smith